lunes, 1 de marzo de 2010

UN JEFE DE POLICÍA DIFERENTE



¿En manos de quién estaban los londineneses en el sangriento otoño de 1888?


Debido a la falta de orden público que reinaba en la ciudad de Londres en 1886, el ministro del interior, sir Henry Matthews,  tuvo la "feliz idea" de poner al frente de la policía metropolitana a un hombre autoritario. Lo buscó entre las filas del ejército, e hizo venir desde su puesto de mando en África al general Charles Warren, uno de los más enérgicos militares con que contaba el Imperio Británico.


El resultado de tal nombramiento, lejos de dar los frutos que el ministro pretendía, estaba siendo funesto.


La austera formación militar que sir Charles había recibido, imprimió en él una mentalidad dictatorial que, en lugar de granjearle la estima de los verdaderos profesionales, con los que tenía que colaborar, entre los que se encontraba mister James Monro, su adjunto y jefe al mismo tiempo de Scotland Yard, sólo le sirvió para ganarse la falta de aceptación de sus hombres.


Con tales condicionamientos, la descoordinación entre ambos cuerpos policiales era ahora mayor que nunca. Si los miembros de la policía metropolitana no se sentían representados por su jefe, los de Scotland Yard se consideraban más ignorados y ninguneados que nunca. Entre todos cundía el desaliento y la apatía, circunstancia que repercutía en el trabajo policial, provocando una absoluta ineficacia. Tal desaliento estaba empezando a contagiar a los propios ciudadanos, los cuales se encontraban cada día menos seguros, ya no sólo en las calles, sino incluso dentro de sus viviendas.


La situación no eran la más indicada para que, justo ahora, un loco sanguinario se paseara por las oscuras calles de Londres, sembrando el terror entre sus habitantes, y de forma muy particular entre  las mujeres más indefensas y despreciadas por todos, las profesionales del sexo.

SIR CHARLES WARREN


¿Fue el jefe de la policía metropolitana cómplice del Destripador?




El 31 de agosto de 1888 se cometió el primer asesinato. Aquella misma tarde, sir Charles Warren, general del ejército británico y jefe de la policía metropolitana de Londres, forzó la dimisión de James Monro, su adjunto y, a la vez, jefe de Scotland Yard, para poner en su lugar a Robert Anderson, el cual estaba a punto de partir para Suiza, cosa que hizo a los ocho días de su nombramiento. Por lo tanto, coincidiendo con los sangrientos ataques del Destripador, Scotland Yard se encontraba totalmente descabezada.

Mary Ann Nichols, que así se llamaba la víctima, yacía en una de las aceras de la calle Bucks Row con el cuello y el vientre rajado, sobre un pequeño charco de sangre. El jefe de la policía ordenó a un vecino que arrojara un.balde de agua, para que desapareciera antes de que llegara el inspector Abberline, representante de Scotland Yard.

¿Quería sir Charles, al dar tal orden, impedir que su colega pensara que el asesinato se había cometido en otro lugar, y el cadáver había sido trasladado en un carruaje? ¿Pretendía con ello que las sospechas recayeran sobre algún hombre humilde, el cual atacaba compulsivamente a una prostituta elegida al azar, evitando así que a nadie se le ocurriera pensar en un caballero, que actuaba dentro de un coche, ayudado al menos por su cochero.


El 8 de septiembre, dentro del patio de una vivienda, al que se accedía fácilmente desde la calle, encontraron a la segunda víctima, Anne Chapman. Alrededor de su cuerpo había algunos objetos, y junto a su cabeza un trozo de un sobre, con el sello del Regimiento de Sussex. Todos estos objetos los retiró inmediatamente el jefe de la policía, el cual, casualmente, era general del ejército. Más tarde, se pasó por el depósito de cadáveres, para ordenar que lavaran el cuerpo, antes de que llegara el médico forense para realizar la autopsia,

En la madrugada del 30 de septiembre, aparecieron dos mujeres brutalmente asesinadas, y una extraña pintada hecha con tiza en una pared, insinuando que todo era obra de un judío.


A pesar de que el inspector James McWilliam había dado orden de avisar a un fotógrafo, el cual ya estaba de camino, quien debería inmortalizar aquel texto, con el fin de que los grafólogos pudieran estudiar los rasgos del escrito, y sacar conclusiones sobre quién podría ser su autor, el propio jefe de la policía metropolitana borró la comprometida pintada con sus propias manos.

¿Encubría sir Charles Warren a un insignificante ciudadano, o cooperaba en una importante misión al servicio de la Corona?


El 9 de noviembre, hallaron la última víctima dentro de la vivienda de Mary Jane Kelly. Se trataba de una mujer joven y embarazada, cuyo rostro estaba totalmente desfigurado ¿Era Mary Kelly, una insignificante prostituta, la que allí yacía? Oficialmente sí, sin embargo, una vecina aseguró haber estado charlando con ella un par de horas antes de que se descubriera el despedazado cadáver, y vio cómo la joven abandonaba el lugar, acompañada de un caballero ¿A quién asesinaron la noche anterior dentro de la casa de Mary?